Poder, contrapoder y el control de la opinión
pública.
El motín de Esquilache.
El motín de Esquilache
tuvo lugar en marzo de 1776 bajo el reinado de Carlos III. Leopoldo de
Gregorio, Marqués de Esquilache, napolitano favorecido por Carlos III, llevó a
cabo una serie de reformas para modernizar y europeizar España. La más polémica
fue acortar las capas largas y los grandes sombreros de ala ancha, que
utilizaban los madrileños en aquella época, por capas cortas y sombreros de tres
picos, alegando que con capas largas y sombreros de ala ancha se facilitaba el
ocultamiento de armas a los delincuentes.
![]() |
Carlos III |
El profesor José Luis
Villacañas, en su conferencia pronunciada en Cádiz, habló de poder, contrapoder y control de la
opinión pública en el siglo XVIII, analizando las repercusiones que acarrearon
en la sociedad el denominado motín de Esquilache.
Según Villacañas, las
reformas llevadas a cabo por Esquilache provocan una alteración de la opinión pública que
estalla en el famoso motín. Aunque el motivo por el que estalla es el cambio de
uso de la indumentaria que el pueblo estaba acostumbrado a usar, el pueblo
estaba pasando por unos momentos de descontento, pues el pan y todos los
productos de primera necesidad habían subido a causa de la liberalización del
comercio del grano. A ello hay que añadir que el poder efectivo no residía en
el rey, sino en el Consejo de Castilla. El rey debía consultar todas las
cuestiones referentes al gobierno de la nación, algo incomprensible para la
mentalidad de la época, por lo que se le veía como un rey débil controlado por
una camarilla.
Es evidente que nos
encontramos en el siglo XVIII en España con una sociedad conformista, desigual
y conservadora, donde cada estamento intenta mantener su parcela de poder mediante el control de la opinión pública. La
iglesia conserva el poder que ya mantenía y ostentaba en el antiguo régimen,
conservan las leyes antiguas y dicen que son buenas porque son queridas por Dios.
Con las reformas de Esquilache la Iglesia ve disminuida sus rentas. Esto lo ven
como un agravio. Al rey Carlos III también le interesa mantener la estructura
de poder que ya venía del siglo XVII. Se
apoya en el Consejo de Castilla, como se ha dicho anteriormente, para la toma
de decisiones, por lo que será el Consejo quien mande formalmente, aunque
Esquilache impide que determinados temas importantes lleguen al Consejo, estableciendo
con ello el contrapoder. En este caso en concreto, el propio Consejo advierte de
que la medida causará el descontento en la población, pero él, no hay que
olvidar que es un extranjero, sigue adelante y la población se revela atacando
a las autoridades locales. La iglesia aprovecha el momento y se erige en
portavoz de los sublevados, de hecho, es un sacerdote quien consigue llegar
hasta el rey para llevarle las reivindicaciones
y este se compromete con el pueblo aceptándolas en contra, del Consejo y
del propio Esquilache. Fue el conde de Aranda quien fue capaz de convencer a Madrid de la aplicación de esta medida de Esquilache.
![]() |
Motin de Esquilache |
Castells analiza los medios
de comunicación y su papel decisivo en la formación de la opinión pública,
hasta el punto de que hoy en día la política es una política mediática. Una
política que se decide, transmite y se comunica a través de los medios de
comunicación, de ahí la importancia de los medios para la política y viceversa.
Pero la comunicación de masas hoy en día
tiene un gran alcance a través de internet. Internet con todas sus redes
sociales está marcando la forma en que la gente piensa, determina las normas y
los valores sobre los que se construye la sociedad, y estos cambiaran cuando
esa misma opinión pública cambie. La actual
transformación de los medios de comunicación a través de las redes
sociales, amplía los lugares a donde llega esa información, por lo tanto, el resultado de las relaciones
de poder se determina y decide cada vez más en el campo de la comunicación.
Se podría concluir que tanto
en el siglo XVIII como en la época actual la opinión pública está manejada por
los que controlan el poder, unas veces será la Iglesia, en otras ocasiones la
nobleza, o en otras, como ahora, los medios de comunicación o aquellos que los
controlan y los financian, el poder financiero. Y es que la opinión pública es
decisiva desde que el ejercicio del poder no se legitima por la voluntad divina.
[i]
Véase Castells, Manuel, Comunicación y Poder. Alianza Editorial, 2009.
También el artículo Comunicación, poder y contrapoder en la
sociedad red. Los medios y la política, https://telos.fundaciontelefonica.com/url-direct/pdf-generator?tipoContenido=articulo&idContenido=2009100116310137
No hay comentarios:
Publicar un comentario