sábado, 22 de abril de 2023

Lebrija

 

Lebrija 

Casa Anselmo


La visita a Lebrija encaja dentro de las que hemos hecho a Sevilla eso sí, cambiando el día. Lo hemos hecho en sábado y para sorpresa nuestra, nos hemos encontrado con una visita guiada por el centro del pueblo que no esperábamos. El ayuntamiento ha puesto en marcha una ruta turística para dar a conocer el lugar, tanto a visitantes como a las personas que viven en el lugar.

Nos han explicado un poco de la historia local y hemos visitado varios lugares bastante interesantes. Nos ha hecho un recorrido por la Lebrija romana, medieval y moderna.

Comenzamos la visita desde la plaza de España junto al monumento a Nebrija, la guía a petición de Carlos explicó por qué la diferencia del apellido de Nebrija con Lebrija. 

Él pasó toda su infancia en Lebrija y recordaba el entorno romano lleno de lapidas con nombres inscritos de Elios y Elianos por eso añade el pronombre Elio al suyo de pila. El apellido se lo cambia para recordar el nombre antiguo de su pueblo Nebrissa Veneria. Así queda conocido como Elio Antonio de Nebrija.


Elio Antonio fue el primer humanista hispánico. Celebre por su Gramática Castellana (1492) también fue la primera entre todas las lenguas románicas a las que servirá de modelo. Consideraba que la gramática era la base de toda ciencia. 

La plaza de España era un amplio descampado que precedía a la puerta de Sevilla donde confluían los principales caminos de comunicación. 

Casa de la cultura o antigua Cilla.



Este edificio perteneció al arzobispado de Sevilla. Construido en 1791, es uno de lo mejores ejemplos de la arquitectura civil  barroca. Su fachada destaca por los movimientos ondulantes de sus cornisas, pintadas de rojo tinto,  lo que hace que destaque sobre color banco del edificio.


El interior nos encontramos con un patio porticado en un lateral, que servia de eje distribuidor de las dependencias de los canónicos. La parte alta eran las dependencias para almacenar el grano. La Cilla, con fachada hacia la Plaza del Mantillo,  gira en torno a un patio principal en el que aún se conserva de la época, la torre contrapeso de la almazara. 

Hoy la casa de la cultura alberga la Escuela Municipal de Música y Danza, dispone de salón de actos y un punto informativo de Flamenco. 




Y dos salas dedicadas a la cultura tartesia una de ellas contiene una copia de un conjunto de candelabros al estilo orientalizante entre los siglosVIII y VII a.C. Se descubrieron en 1923 y estarían asociados a un santuario tartesio. Las piezas originales están expuestas en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid


Muy curioso e interesante  la recreación de la desembocadura del Río Guadalquivir, época tartesiana y romana, como se aprecian los dibujos existia  entonces, un gran lago que ocuparía una extensión aproximada de lo que hoy son las marismas del bajo Guadalquivir.

La domus
Continuamos la visita en la Casa de la Juventud para ver las ruinas romanas encontradas durante la construcción de este edificio. Han dejado con buen criterio espacios con cristal para poder verlas desde la primera planta del edificio.


 


Durante las excavaciones se encontró el decumanus máximo, una de las principales vías de la ciudad romana, bajo tierra apisonada se ha encontrado un resto de cloaca que recogía las aguas residuales de  varias edificaciones.


Cloaca







Iglesia de Nuestra Señora de la Oliva
, la visitamos de casualidad, pues a la hora en que llegábamos había personas esperando para una boda así que, le dimos un rápido vistazo, pero es algo que nos queda pendiente, pues posee un retablo de Alonso Cano digno de admiración. Las Iglesia es de estilo mudejar de filiación Alfonsi, que a partir del último cuarto de siglo XV inicia un importante proceso de ampliación que transformara de manera profunda su arquitectura inicial. En esta época se construye el crucero y el presbiterio, ya con un lenguaje renacentista.

Consta de tres naves divididas por pilares, con arcos de herradura apuntados. Es fácilmente distinguible la primitiva iglesia medieval de planta rectangular, con pilares rematados por capiteles de inspiración románica, gótica y almohade, que sostienen cúpulas adornadas con dibujos de laceria y algunos restos de pintura. La portada principal queda en un lateral, construida en piedra con dintel. 




La torre es lo primero que se divisa cuando te acercas a la iglesia,  se levantó e 1756 y 1778. La anterior quedó destruida tras el terremoto de Lisboa (1755) costa de cuatro cuerpos, el primero de piedra y los restante de ladrillo. Popularmente conocida como la Giraldilla por su parecido estético a la Giralda de Sevilla.

Se acercan los novios y tenemos que marcharnos. Volveremos con más tiempo.



En la actual plaza del Hospitalillo se levantó el Hospital la Piedad. Su función era dar alojamiento a mujeres enfermas y sin recursos. De estilo mudéjar  y situado frente a la puerta del Perdón de la Iglesia de Nuestra Señora de la Oliva formaba parte de la Lebrija bajomedieval conformado en torno a la plaza Rector Merina. Según los cronistas este fue el lugar donde Elio Antonio de Nebrija aprendio las primeras letras y su formación humanística.





Convento de la Purísima Concepción de las Madres Concepcionistas Franciscanas.

Construido en 1518, solo hemos visitado la iglesia porque el convento sigue funcionando. Consta de una sola nave cubierta por una bóveda de cañón. La portada de estilo manierista se compone por un solo vano a modo de arco triunfal, flanqueado por dos columnas pareadas, entre ellas dos hornacinas con las figuras de San Pedro y San Pablo. Y sobre el arco una tercera hornacina con la imagen de la Virgen y El Niño.

El conjunto de retablos que contiene la iglesia, tanto el retablo Mayor como los laterales contienen un conjunto decorativo con motivos naturalistas y recursos geométricos


Quiero destacar la calle que bordea el convento con los contrafuertes de ladrillo y la decoración con las típicas macetas de geranios.






La visita al castillo no fue posible por falta de tiempo, nos queda pendiente.

La visita finaliza en El Centro del Flamenco.

 De ahí nos marchamos para probar los vinos de la tierra, atendimos a las recomendaciones de los lugareños y  la primera parada fue en El Chocazo. El lugar es una pequeña bodega con encanto tradicional. Estaba lleno de parroquianos tomando el aperitivo y dando buena cuenta de sus vinos.

El Chocazo






En Casa Anselmo tomamos los primeros caracoles de la temporada y aunque es pronto para ello, estaban muy buenos.






El almuerzo en Casa Lechuga, aqui rematamos el día probando un vino de Lebrija esquisito se llama Overo

Toca coger el tren de vuelta.












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